No se lava como en casa
Así como con otros procesos de limpieza, cuando se trata de lavandería la mayoría de las personas tienen algunas nociones sobre los procesos que se utilizan en la lavandería doméstica: separar la ropa por colores, elegir un detergente de buena calidad, ajustar la temperatura del agua, etc. Sin embargo, el mundo de la lavandería profesional presenta un conjunto íºnico de necesidades y desafíos que requieren un enfoque diferente.

En la lavandería doméstica, a menudo utilizamos detergentes y suavizantes diseñados para ofrecer buenos resultados, sin embargo, las lavanderías profesionales lidian con volúmenes mucho mayores y tipos de textiles que pueden variar desde ropa de cama en hoteles hasta uniformes en industrias. Esto requiere productos químicos específicamente formulados no sólo para eliminar las manchas de alta complejidad, sino también para desinfectar y proteger las telas. Los productos que se utilizan en lavandería profesional son más concentrados y por tanto deben ser utilizados con precisión para maximizar su efectividad pero principalmente para mantener la integridad de los textiles.
Si bien no es esencial en la lavandería doméstica, la desinfección de las telas en la lavandería profesional es un proceso fundamental, ya que las prendas muchas veces se usan en áreas críticas. En los productos para lavar ropa hospitalaria, la eliminación de los microorganismos es crucial para prevenir la propagación de infecciones: ropa de cama, toallas y uniformes pueden ser vectores de bacterias y virus si no se tratan adecuadamente.
Las lavanderías que sirven a industrias reguladas deben cumplir con estrictas normativas de higiene. Especialmente en hospitales y clínicas, donde la ropa de cama y las batas de los pacientes deben desinfectarse adecuadamente para cumplir con los estándares de salud y evitar sanciones.
Una de las diferencias más significativas entre el lavado doméstico y el profesional es la dilución de productos químicos. En nuestros hogares a menudo se sigue la regla de diluir los productos “a ojo”. En un entorno profesional, esta enfoque puede llevar a un desperdicio significativo, pero principalmente puede dañar permanentemente la ropa o los equipos. Cada tipo de tela y nivel de suciedad requiere una fórmula específica que sólo puede lograrse con el equipo y el conocimiento adecuados.
Este enfoque se puede fortalecer con tres puntos importantes:
- Protocolos de lavandería: Establecer protocolos de trabajo detallados que colaboren a estandarizar el trabajo y hacerlo cada vez más preciso
- Capacitación: El personal debe dejar de pensar a la lavandería como una extensión de sus procesos domésticos de lavado y que necesitan convertirse en referentes del cuidado textil, capaces de tomar decisiones informadas sobre productos, telas, manchas, temperaturas y equipos.
- Sistemas de dosificación automáticos: Permiten eliminar el riesgo de uno de los factores clave del proceso de lavado: la dilución de los productos. Con esta variable automatizada se puede potenciar la efectividad del lavado, el cuidado de las prendas y disminuir el desperdicio.
Para cerrar podemos concluir que la lavandería profesional no es una ampliación de lo que hacemos en casa; es una disciplina en sí misma, con sus propios protocolos, herramientas y técnicas. Comprender estas diferencias es esencial para ofrecer un servicio de calidad que cumpla con los estándares de sectores críticos como el área de salud, la hotelería y la industria. Al invertir en productos adecuados, técnicas de dilución precisas y la capacitación continua, no solo se transforman sus operaciones, sino también la calidad de sus resultados.
En Dumar ofrecemos capacitaciones gratuitas a empresas y equipos de trabajo en limpieza e higiene profesional. Para más información completá el formulario de contacto.
No se lava como en casa
Así como con otros procesos de limpieza, cuando se trata de lavandería la mayoría de las personas tienen algunas nociones sobre los procesos que se utilizan en la lavandería doméstica: separar la ropa por colores, elegir un detergente de buena calidad, ajustar la temperatura del agua, etc. Sin embargo, el mundo de la lavandería profesional presenta un conjunto íºnico de necesidades y desafíos que requieren un enfoque diferente.

En la lavandería doméstica, a menudo utilizamos detergentes y suavizantes diseñados para ofrecer buenos resultados, sin embargo, las lavanderías profesionales lidian con volúmenes mucho mayores y tipos de textiles que pueden variar desde ropa de cama en hoteles hasta uniformes en industrias. Esto requiere productos químicos específicamente formulados no sólo para eliminar las manchas de alta complejidad, sino también para desinfectar y proteger las telas. Los productos que se utilizan en lavandería profesional son más concentrados y por tanto deben ser utilizados con precisión para maximizar su efectividad pero principalmente para mantener la integridad de los textiles.
Si bien no es esencial en la lavandería doméstica, la desinfección de las telas en la lavandería profesional es un proceso fundamental, ya que las prendas muchas veces se usan en áreas críticas. En los productos para lavar ropa hospitalaria, la eliminación de los microorganismos es crucial para prevenir la propagación de infecciones: ropa de cama, toallas y uniformes pueden ser vectores de bacterias y virus si no se tratan adecuadamente.
Las lavanderías que sirven a industrias reguladas deben cumplir con estrictas normativas de higiene. Especialmente en hospitales y clínicas, donde la ropa de cama y las batas de los pacientes deben desinfectarse adecuadamente para cumplir con los estándares de salud y evitar sanciones.
Una de las diferencias más significativas entre el lavado doméstico y el profesional es la dilución de productos químicos. En nuestros hogares a menudo se sigue la regla de diluir los productos “a ojo”. En un entorno profesional, esta enfoque puede llevar a un desperdicio significativo, pero principalmente puede dañar permanentemente la ropa o los equipos. Cada tipo de tela y nivel de suciedad requiere una fórmula específica que sólo puede lograrse con el equipo y el conocimiento adecuados.
Este enfoque se puede fortalecer con tres puntos importantes:
- Protocolos de lavandería: Establecer protocolos de trabajo detallados que colaboren a estandarizar el trabajo y hacerlo cada vez más preciso
- Capacitación: El personal debe dejar de pensar a la lavandería como una extensión de sus procesos domésticos de lavado y que necesitan convertirse en referentes del cuidado textil, capaces de tomar decisiones informadas sobre productos, telas, manchas, temperaturas y equipos.
- Sistemas de dosificación automáticos: Permiten eliminar el riesgo de uno de los factores clave del proceso de lavado: la dilución de los productos. Con esta variable automatizada se puede potenciar la efectividad del lavado, el cuidado de las prendas y disminuir el desperdicio.
Para cerrar podemos concluir que la lavandería profesional no es una ampliación de lo que hacemos en casa; es una disciplina en sí misma, con sus propios protocolos, herramientas y técnicas. Comprender estas diferencias es esencial para ofrecer un servicio de calidad que cumpla con los estándares de sectores críticos como el área de salud, la hotelería y la industria. Al invertir en productos adecuados, técnicas de dilución precisas y la capacitación continua, no solo se transforman sus operaciones, sino también la calidad de sus resultados.
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